martes, 22 de diciembre de 2015

En el centenario de su nacimiento: Sinatra siempre Sinatra

No es tarea fácil resumir en unos cuatro o cinco mil caracteres la vida musical y artística de una de las voces más populares en idioma no español del siglo XX. De él se han escrito numerosas biografías resaltando una vida llena de éxitos y de algunos fracasos, pues como todo ser mortal, éstos –los fracasos- también cuentan. Hablamos de Frank Sinatra, conocido con el apelativo de “La Voz” dado su buen registro vocal, tipo barítono, y de quien el pasado 12 del mes en curso se cumplieron 100 años de su nacimiento. En esta pequeña crónica no ahondaremos en su relación con las más bellas mujeres de la época, de sus amigos Presidentes, de su carrera actoral, y de sus supuestos nexos con la mafia. Es lo de menos. Lo importante, realmente, es el aporte, su contribución al mundo de la música y del espectáculo al igual que lo hacen otros colegas de su generación – aún vivos- Bob Dylan y Paul Anka, entre otros, verdaderos íconos de la canción popular y romántica. 

De cómo vino al mundo.
Hijo de un bombero y boxeador inmigrante italiano, vecino de Hoboken, en las afueras de Nueva Jersey, Frank Sinatra vino al mundo el 12 de diciembre de 1915. Su madre, Natalie Delia Garaventa, Dolly, había nacido en Lumarzo, provincia de Génova, trabajó como comadrona y en varias ocasiones estuvo en la cárcel por practicar abortos ilegales. Luego de abandonar la escuela donde se destacó por su poco apego a los estudios, Frank debutó en un hotel de su ciudad natal en 1938, cobrando sus primeras propinas. Luego alcanzó una estadía de 6 meses en la orquesta del trompetista Harry James, hasta que en 1940 obtiene el puesto de vocalista en la banda de Tommy Dorsey. La dupla se hizo notar enseguida y poco después Sinatra se lanzó como solista.

Tres etapas. Coinciden sus biógrafos en que la carrera musical de Sinatra consta de tres etapas: La primera sería la de los años 40, en la que se produce su evolución de cantante jazzístico de orquesta (Harry James y Tommy Dorsey) a vocalista solista para Columbia, habitualmente con una agrupación dirigida por Axel Stordahl. Una segunda etapa, la más elogiada, es su época como intérprete para Capitol que abarca la década de los 50; fue un período fundamental en su vida en todos los aspectos y supuso su consagración absoluta como número uno de la canción popular. La importancia de la colaboración de arreglistas como Nelson Riddle y otros fue esencial para transformar el sonido de Sinatra en uno más moderno alejado del de su época anterior. La tercera etapa y última es la de su salida de Capitol para gestionar una compañía discográfica propia, Reprise. Esta etapa está marcada por su supervivencia como artista en medio del surgimiento y consolidación del rock and roll.

Sinatra era Sinatra.
Sus registros para el sello Capitol de los años 1953 a 1962 marcan para muchos lo más consistente de su larga carrera. Paralelo a su voz, Sinatra poseía buen tino para seleccionar música y músicos, enriqueciendo su repertorio con temas y orquestaciones impecables. Creó versiones de antología de grandes composiciones de Porter, Rogers, Kander, Coleman, Kahn, Van Heusen o Stevie Wonder. Uno escucha y visualiza a través de la pantalla chica o de un video, por ejemplo, cantando a My way (A mi manera) o Stranger in the night (Extraños en la noche) y percibe el extraño encanto de una voz de color, aunado a esa proverbial cancha escénica y un sentido rítmico que le permitía dar vuelo a su fraseo.

Temas clásicos. Las canciones de Sinatra - My way, Strangers in the night, New York, New York e I"ve got you under my skin- son consideradas las más emblemáticas de su carrera. Hizo unas 2.000 grabaciones, participó en 50 películas, ganó unos cuantos premios Grammy y un Oscar por su participación en el filme De aquí a la eternidad, y fue durante medio siglo el número uno del entretenimiento. En las postrimerías de su vida grabó dos álbumes exitosos de Duets con vocalistas de la talla de Liza Minelli, Julio Iglesias y Luis Miguel. Otras canciones de que quedaron para la posteridad fueron Come fly with me, Bewit ched, The good life, The girl from Ipanema, Summer wind, Good year, Moonlight serenade y Drinking again, entre otras.



My way en español. Son varias las versiones en español que se han hecho de esta famosísima melodía, una de ellas, quizás la mejor, es la interpretada por el boricua Bobby Cruz. Le sigue la de Raphael y la del mexicano Vicente Fernández. De antología la interpretación que hizo el recordado Elvis Presley al igual que Robbie Williams, pero ambas en inglés.

jueves, 22 de octubre de 2015

Un cumpleaños feliz para Emilio Arvelo

Soledad, soledad y tristeza/ y unas ganas inmensas de poner a llorar/ soledad que me parte el alma, más quisiera morirme que vivir sin tu amor/. 

Estos versos forman parte de una de las canciones más hermosas que grabó nuestro siempre recordado –por fortuna aún vive- Emilio Arvelo, y cuya fama llegó alcanzar y no fue, precisamente, con esta melodía, una de las preferidas de quien escribe. Su tema bandera fue Cumpleaños feliz y nos atrevemos a afirmar que es la canción más cantada en el país. No hay celebración de cumpleaños alguna donde la voz de Emilio no se deje escuchar con “ay qué noche tan preciosa/ es la noche de tu día/todos llenos de alegría/ en esta fecha natal/… 

Inicios de Emilio. Comenzó como radioaficionado en los años 60 en un programa de TV llamado La puerta de la fama, transmitido por la antigua Televisa, hoy Venevisión, donde actuó y obtuvo el primer lugar. Posteriormente pasó a Radiodifusora Venezuela con el espacio Brindis a Venezuela que dirigía Juvenal Sarmiento, durante el cual interpretó música del llano adentro acompañado del conjunto Mar y llano, de los hermanos Blanco.

“Soy venezolano de pura cepa. Nací el 9 de noviembre del año 1935, no fumo ni bebo, pero si me cuido mucho y sobre todo mis cuerdas vocales”, señaló en una entrevista tiempo atrás y recordó que tiene más de 16 años viviendo en la población de Mamporal, Barlovento, en tierras mirandinas. El éxito de Arvelo no sólo se quedó en Venezuela sino que trascendió a países como Colombia, México, Perú, Panamá y Puerto Rico. “A todas partes que llegaba la gente se volcaba a recibirnos con cariño”, evocó el vocalista.

Grabación del tema: año 1964. Ese año asume la presidencia Raúl Leoni, su período de mandato es conocido como el “gobierno de Ancha Base”. Muchísimos intérpretes nacionales y extranjeros se perfilaban como figuras promisorias del canto. Conocidísimos eran, entonces, los Beatles, quienes ocupaban los cuatro primeros lugares del “Hit Parade” (lista de éxitos) en Estados Unidos. No así Emilio Arvelo, un total desconocido, quien graba y pega su famosísimo Cumpleaños feliz, de Luis Cruz, fundador del famoso trío Los Naipes, de donde surgieron, posteriormente, Mirla Castellanos y Mirtha Pérez. 

Un cumpleaños para la posteridad. “En 1964 estaba grabando un LP (larga duración por sus siglas en inglés) con Discomoda. En esa época Luis Cruz, el compositor de Cumpleaños feliz, cantaba con el trío Los Latinos; le oí la canción y me la aprendí, porque a los dos nos gustaba llevarles serenatas a las muchachas. Era un disco de temas inéditos; boleros, baladas como Vestida de novia, Quiero, Quinceañera, Soledad sin ti, y me faltaba una canción. Le ofrecí ese tema al jefe de Producción, pero él me dijo que era muy viejo, más bien que no cuadraba con esas otras melodías para grabarlo en ese LP. Yo estaba muy entusiasmado con este disco porque sentía que me abriría todas las puertas y le insistí porque, además, me gustaba la canción. Al final aceptó. Y ése fue el tema que quedó para la posteridad”, recordó Arvelo. 
 
En la actualidad, Emilio Arvelo imparte clases de canto, guitarra y cuatro en el Centro Cultural de Mamporal, dedicado por completo a la enseñanza musical de nuevos valores. Bien merece, por cierto, un homenaje por parte del gobierno nacional y de su pueblo. “Ay qué noche tan preciosa/ es la noche de tu día/todos llenos de alegría en esta fecha natal…”

lunes, 29 de junio de 2015

El tango y el mito Gardel

Como era de esperarse, varios fueron los homenajes que le rindieron este 24 de junio, a nivel internacional y en Venezuela, al “Zorzal Criollo”, a “El Morocho del Abasto” o simplemente Carlos Gardel, a raíz del 80 aniversario de su muerte ocurrida un lunes 24 de junio de 1935 en la ciudad de Medellín, Colombia, en un trágico accidente de aviación.

No pretendemos reconstruir la vida de quien fuera la más grande figura del tango, ese primer género musical urbano latinoamericano. De ninguna manera. Sobre él se ha escrito mucho y se seguirá haciendo. Simplemente queremos recordarlo siempre por ser uno de los nuestros, dada su significativa contribución al acervo musical internacional.

Nacimiento de un mito. Según sus más cercanos biógrafos, el mítico cantante y compositor argentino nació en Tuolouse (Tolosa), Francia, el 11 de diciembre de 1890, y en su partida de bautismo quedó registrado como Charles Romuald Gardés. Algunos historiadores afirman que nació en Uruguay y otros en la propia Argentina, pero la tesis que prevalece es que su verdadero origen es francés. El niño llegó a Buenos Aires en 1893 en compañía de su madre Berthe Gardés -algunos señalan que ella vivió en Venezuela (Puerto Cabello y Caracas) cuando tenía cinco años en compañía de un hermano mayor- conjuntamente con la ola de inmigrantes que se trasladaron a esta ciudad a fines del siglo XIX. Se crió en el barrio del Abasto, aprendió a rasgar la guitarra y a cantar. Conoció a José “Pepe” Razzano y formó el “Dúo Gardel-Razzano” e introducen tangos y milongas. Lo demás es historia conocida.

El tango y Gardel. La palabra tango, en su acepción más difundida, describe un baile de origen argentino con música binaria en compás de dos por cuatro. En sus inicios, este género era meramente instrumental, vale decir, carecía de letra y se tocaba para ser ejecutado por los bailadores. Con Carlos Gardel se crea el tango- cantado con su interpretación canora de Mi noche triste, en 1917. Este mismo año el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez compone La cumparsita.


“El Zorzal Criollo” en Venezuela. Muchas semanas antes del fatídico accidente Medellín, Gardel vino a Caracas para unas presentaciones. La noche del 25 de abril arribó por el puerto de La Guaira procedente de Puerto Rico en el vapor americano “Lara”, y el 26 subió a la capital donde fue recibido por los caraqueños que se trasladaron a la estación de Caño Amarillo. Según reseñas de la época, fue todo un acontecimiento con ribetes de tumulto su encuentro con el público venezolano. El desaparecido Hotel Majestic lo alojó a él y su comitiva (el fallecido periodista Abelardo Raydi afirma que fue en el Hotel Miramar donde se quedó). “Te escribo desde Venezuela, país que vos conocés lo mismo que a tío Juan. Aquí me han recibido como a un presidente…”escribió Gardel a su madre a su llegada a Caracas.

La primera actuación de “El Morocho del Abasto” fue en el hoy remozado Teatro Principal, actuó también en el desaparecido cine Rialto. Asimismo cantó en la emisora Broadcasting Caracas (Radio Caracas Radio). Actuó ante el general Juan Vicente Gómez, en Maracay, y se presentó en Valencia. Posteriormente viajó a Maracaibo (teatros Baralt y Metro) y a Cabimas.

La tragedia. A las dos y cincuenta y siete minutos de la tarde del 24 de junio de 1935, los habitantes de los alrededores del Aeropuerto Las Playas de Medellín oyeron un estruendo prolongado que los hizo pensar en el choque de dos aviones. Dos moles de metal en movimiento, un choque seco, la explosión de los tanques del combustible y el incendio que se extendió en un área de cuarenta metros a la redonda. "En el momento en que se produjo el choque hubo un gran desplazamiento de los dos aviones que quedaron casi juntos y envueltos en una bola de fuego", relató días después Juan Bautista Isaza Misas, uno de los testigos, quien fue al aeropuerto para despedir a un amigo que viajaba a Bogotá en el avión Manizales de la SCADTA, el otro trimotor que chocó con el F-31 de la SACO. La noche anterior a su muerte, Gardel había actuado en Bogotá en una emisora radial donde interpretó Tomo y obligo.

El cadáver de Gardel sería encontrado boca abajo y atrapado por las válvulas de uno de los motores del avión. Su identificación sería casi inmediata al encontrarse un pañuelo con sus iniciales, una cadena de oro sin reloj, una pulsera con su nombre y domicilio -Jean Jaurés 735, Buenos Aires- .Junto al cantor se encontrarían casi intactas las partituras originales del tango “Cuesta Abajo”. Su gran amigo Alfredo Le Pera había muerto también. En Cali, donde debía realizar sus últimas actuaciones, una multitud esperaba el arribo del cantor. Luego de conocerse su deceso, el estupor y el silencio comenzó a dar paso a las lamentaciones y a verdaderas muestras de histeria colectiva. Nacía una leyenda

Algunas de sus canciones: Caminito (1926), Tomo y obligo (1931), Silencio (1933), Melodía de arrabal (1933), Cuesta abajo (1934), Mi Buenos Aires querido (1934), Volver (1935), Por una cabeza (1935), Sus ojos se cerraron (1935), Lejana tierra mía (1935), Por una cabeza y El día que me quieras (1935). Déjà (Ya); Folie (Locura); Je te dirai (Yo te diré); Madame c'est vous (Señora, es usted); Parlez moi d'amour (Háblame de amor). Todas estas en francés. 


lunes, 20 de abril de 2015

Javier Solís impuso el bolero ranchero

Los entendidos de la música no se equivocaron al asegurar que la voz de Javier Solís era de gran hermosura que permitía lograr la media voz la cual consiste en alcanzar altas tonalidades y, posteriormente, descolgarse a tonos bajos sin desafinar. De ello da muestra la gran cantidad de discos grabados que dejó el cantante para la posteridad. Recordemos Cuatro cirios, Payaso, Esclavo y amo, El loco y Renunciación por solo mencionar algunos de su extenso repertorio. Además de su excelente registro, poseía una memoria prodigiosa por cuanto se aprendía las letras de las canciones con solo la primera vez que las escuchaba.
Julio Rodríguez, guitarrista y primera voz del trío Los Panchos, oyó cantar con el mariachi a Javier y lo llevó a los estudios de grabación Columbia como un descubrimiento. Los primeros discos no tuvieron la aceptación del público, sin embargo el famoso trío insistió en que Solís tenía magnífica voz. En la disquera le dieron un nuevo chance y al fin logró su primer éxito con el bolero Llorarás, llorarás, luego vendrían sus otros grandes trabajos Sombras, Renunciación y otros boleros rancheros.

 El bolero ranchero. Este es un género musical mexicano atribuido su origen al cantante y compositor nativo de ese país Rubén Fuentes, quien nació en ciudad Guzmán, en el estado de Jalisco. Es uno de los géneros más populares y ha representado a México en el mundo. Guitarras, violines y trompetas dan espacio y cuerpo a la canción. Se destacan además por la introducción musical y los interludios en el transcurso de las interpretaciones en combinación con otros instrumentos y por la voz del intérprete. El gran actor y no menos famoso vocalista Pedro Infante fue uno de sus primeros exponentes. Pieza como Cien años es un verdadero deleite musical en la voz de Infante.

Tras la huella de su ídolo Pedro Infante. La crónica musical refiere que a la temprana edad de 9 años, Javier Solís sentía la imperiosa necesidad de llegar a ser alguien. Pasó su infancia en el populoso barrio de Tacubaya donde cursó sus estudios de primaria y realizó variados oficios dada la precariedad económica de su círculo familiar. Incursionó en el boxeo amateur y un nocaut fulminante en el cuadrilátero lo obligó a retirarse aconsejado por uno de sus ídolos, Pedro Infante, quien había escuchado cantar a Solís formando parte de un mariachi y le dijo que su futuro lo tenía en la voz.
Con tan solo 18 años empezó a ganar concursos en las carpas de barrio como la del Teatro Salón Obrero y la del Salón Escandón, interpretando tangos bajo el seudónimo de Javier Luquín. También formó el dueto Guadalajara y el Trío Flamingo que luego pasó a llamarse Trío México, posteriormente se dedicó a ser solista actuando en la plaza Garibaldi y en Tenampa. A finales de 1955 grabó su primer sencillo incluyendo canciones como Por qué negar y Qué te importa, el cual le mereció su primer disco de platino en septiembre de 1957.A pesar de esto, el éxito arrollador de Solís aún no llegaba.

 
Llorarás, llorarás lo catapulta a la fama. El músico y amigo Felipe Valdés Leal siempre creyó en él. Una tarde de 1958 cuando Javier Solís (su verdadero nombre era Gabriel Siria Levardo) grababa Llorarás, llorarás bajo la influencia del estilo de Infante, Valdés Leal logró hacer surgir el estilo propio y la voz auténtica de Solís a base de consejos. Este disco hizo que se consolidara como el máximo exponente del bolero ranchero no solo en México sino en Estados Unidos, Centro y Suramérica, y un año después en España. Llegan las giras internacionales y las actuaciones en cine presentándose en importantes teatros de Puerto Rico como el Lyceum.
A inicios de la década de los 60 realiza su primera película El norteño, luego vendrían 33 filmes más alternando con artistas de la talla de María Victoria, Lola Beltrán y Luis Aguilar.  Su carrera fue maratónica, grabó más de 320 canciones, un álbum por mes, tan solo en 1965 filmó 10 películas.  
También en ese año participó en la TV colombiana. Aquí en Venezuela tuvo excelente acogida y sus discos se vendieron como pan caliente, además de las presentaciones personales que realizó en Caracas. Las emisoras de radio de música popular de la capital y del interior radiaban sus canciones, y ni se diga de los bares y prostíbulos diseminados y a lo largo y ancho del país donde un disco del rey del bolero ranchero no faltaba en la ya desaparecida rockola, al igual que el de sus colegas Julio Jaramillo y Daniel Santos.

Otros éxitos. El peor de los caminos, Prisionero del mar, Un año más sin ti   Sombras, Payaso, Y todavía te quiero, Amigo organillero, Esclavo y amo, En mi viejo San Juan, Espumas, Ese bolero es mío, Escándalo, El loco, Te amaré toda la vida, Retirada, En tu pelo Cataclismo, Entrega total El malquerido, Vendaval sin rumbo, Flor de azalea, Tu voz, Cenizas, La mano de Dios y La media vuelta.

1966, año de su muerte. Para inicios de ese año Solís se embarca en un nuevo proyecto discográfico grabando algunas de las canciones más conocidas del compositor boricua Noel Estrada Suárez. El tema En mi viejo San Juan sonó muchísimo en su voz. El año anterior -1965- había llevado al acetato Sombras que batió todos los récords en ventas y le mereció una medalla por parte de su disquera CBS Columbia como reconocimiento a su gran calidad de cantante y excelente vendedor de discos.
El 13 de abril de 1966 fue intervenido quirúrgicamente de la vesícula y el 19 falleció repentinamente. Este 19 se cumplen, exactamente, 49 años de su partida física. Tenía 35 años  de edad. Antes de su muerte dijo: "Que rieguen con mucha agua mi tumba, sé que me voy a morir, esto no tiene remedio". Por cierto, una de las canciones más radiadas en su voz durante ese año de su muerte fue Cuatro cirios cuya segunda estrofa dice: A través de la montaña voy cargando mi ataúd/y regaré con mi llanto una tumba y una cruz/
Ay, qué velorio tan frío/qué soledad y dolor/solo están los cuatro cirios/también de luto vestido/llorando en mi corazón.

miércoles, 29 de octubre de 2014

La incomparable Celia

Así reza el título de uno de los memorables discos grabados por Celia Cruz con la Sonora Matancera por el año de 1958 donde, precisamente, destacan dos exitazos en la voz de ella: Bajo la luna y Dile que por mí no tema. No significa  que los restantes temas, por ejemplo, Madre rumba y La cumbanchera de Belén, no sean del agrado del bailador. Todo lo contrario. El público melómano se lo disfruta desde el primer hasta el último surco.

Con esta pequeña introducción nos vamos al encuentro de una de las voces femeninas más aclamadas y recordadas de la guaracha, del bolero, del son, de la salsa, de la rumba, o como usted prefiera decirlo, Celia Cruz. Es que la  “Guarachera de Oriente” o la “Guarachera de Cuba” lo que le sobraba era sabor del bueno a la hora de cantar, de interpretar, sones, rumbas y boleros. 


Había nacido Celia en el barrio Santos Suárez, en La Habana (Cuba), el 21 de octubre de 1925, según algunos biógrafos. Es  en esa ciudad donde da sus primeros pasos en el mundo de la música como integrante de un cuerpo de bailarinas conocidas como Las Mulatas de Fuego, quienes realizan una gira por México y Venezuela.  


La mulata Celia en Venezuela. Corría el año 1948 y el gobierno presidido por Rómulo Gallegos era derrocado. Luego de su actuación en México el cuarteto de mulatas arriba a nuestro país y se encuentran con tremendo problema político. Con las garantías suspendidas los espectáculos cesaron y Celia decidió quedarse en Venezuela por un tiempo. Actuó en algunos programas de la emisora Ondas Populares y con la orquesta de Radio Caracas Radio que dirigía Luis Alfonzo Larrain. Con él grabó varios temas -los primeros que hiciera en su vida antes de entrar a la Matancera- dos de ellos compuesto por el pianista Bebo Valdés, Comparsa barracón y Rareza del siglo. A finales de ese año también grabó con la orquesta de Leonard  Melody, del músico y trompetista venezolano Leonardo Pedroza, cuatro melodías, entre ellas, La Mazucamba. Igualmente para 1949 dejó para el acetato con la Sonora Caracas varias  grabaciones, entre ellas, Que jelengue y Pa' gozá. Posteriormente viajó a Cuba y en pleno año de 1950 es cuando entra a la legendaria agrupación la Sonora Matancera.


Quítate tú pa’ ponerme yo. Como suele suceder en el ambiente de los cantantes y las orquestas, un vocalista sustituye a otro bien por enfermedad o porque el titular dejó la agrupación en busca de mejores condiciones. La Matancera de Rogelio Martínez –su director- tenía como cantante a Myrtha Silva, puertorriqueña ella,  quien se marcha a su borinquén querido y es cuando Celia la reemplaza para llenar ese vacío. Fue un 3 de agosto de 1950 su debut y permaneció con ellos por espacio de 15 años. Con Mata siguaraya y Cao cao maní picaó, de 78 rpm, la oriunda de Santos Suárez entra como diosa de la música latina en la Sonora para no bajar nunca del pedestal de la fama. Ni su muerte opacó su figura y su arte. Lo que deviene de ahí quedará para la historia.


Parte de sus éxitos inolvidables: Burundanga, Caramelos, El yerbero moderno, Tu voz, Ritmo tambó y flores, Pa' la paloma, Dile que por mí no tema, La sopa en botella, Bajo la luna, etc.


Graba, viaja y trabaja con los mejores músicos. A partir de 1970 y hasta los 90 graba y trabaja con músicos de la talla de Memo Salamanca (México), Tito Puente, René Hernández, Vicentico Valdés, Larry Harlow, Johnny Pacheco, Willy Colón, y se unió a las Estrellas de Fania. Su talento cruza las fronteras desde América hasta Europa llegando hasta el Japón, que ya es decir bastante.  De grata recordación el álbum “Tremendo caché” con J. Pacheco donde obtuvo un disco de oro. 


Su primer Premio Grammy. En 1989 ganó su primer Premio Grammy por el disco que grabó con Ray Barreto y también fue invitada para celebrar los 65 años de la Sonora Matancera en el Central Park de Nueva York, compartiendo escenario con sus antiguos compañeros Daniel Santos, Carlos Argentino, Vicente Vicentico Valdés y Bobby Capó. En 1992 participó en la película “Los Reyes del Mambo” con el actor español Antonio Banderas.  A lo largo de su carrera recibió innumerables homenajes y en nuestro país fue honrada con la orden “Alfredo Sadel”. En el 2001 nuevamente ganó el Grammy por su disco "Siempre viviré".
 

El pasado 16 de julio se cumplieron 11 años de su partida final ocurrida en Nueva Jersey, Estados Unidos, sin poder haber regresado jamás a su amada Cuba, pues el régimen comunista de Fidel Castro le tenía prohibida la entrada.

sábado, 27 de septiembre de 2014

A 47 años de su muerte: Una Aleluya para Cherry Navarro

Recuerdo perfectamente ese día: un 28 de septiembre de 1967. Era un adolescente y me encontraba en la consulta de traumatología del hospital Vargas convaleciente de una operación en un pie. El reloj de pared marcaba cerca de las 9 de la mañana, cuando a cierta distancia, a lo largo de un pasillo donde estaban ubicados varios consultorios, se escucharon voces de lamentos del personal médico que anunciaban la infausta noticia del fallecimiento del ídolo del momento Cherry Navarro, quien había ingresado desde hace varios días a ese centro hospitalario. Bruscamente se abrió una puerta y a través de ella una enfermera transportaba en una camilla el cuerpo, cubierto con una sabana, del joven vocalista venezolano. Para el momento de su deceso contaba con 23 años de edad. Precisamente y por ser septiembre mes aniversario de su partida física, recordaremos algunos aspectos de su trayectoria como cantante.

De Monagas a Caracas  
Alexis Enrique Navarro Velásquez –nativo de Caripito, Monagas- nació un 9 de julio de 1944. Desde pequeño soñó con ser cantante y no desperdició ninguna ocasión para demostrarlo, solo que el destino le jugó una mala pasada y nunca imaginó su prematura muerte. Sus datos biográficos permiten conocer que fue hijo de Manuel Rafael Navarro y María de Jesús Navarro.

Como todo comienzo en cualquier reunión, fiesta familiar, con los amigos, en las serenatas, Cherry daba muestra de sus cualidades vocales y desde ya prometía ser un gran intérprete de música popular abarcando diferentes géneros: criollo, romántico y baladas. Con el correr de los años se traslada a Caracas junto a su familia. Estudió canto, piano y teoría y solfeo en la escuela de música José Ángel Lamas. La populosa parroquia de El Valle fue el escenario ideal para poco a poco ir introduciéndose en el mundo del espectáculo. Conoce gente y entre sus amigos de la época figuran José Luis Rodríguez (hoy el Puma), Chelique Sarabia y el gran animador Renny Ottolina, por solo mencionar algunos. “Él cantaba muy bien. Tan buenas cualidades tenía, que a tantos años de su desaparición física, todavía sigue sonando. ¿Se imagina la carrera que hubiese tenido como lo hizo José Luis o como otros tantos?”, declaró en una entrevista el gran compositor Chelique Sarabia.

Con su gran jovialidad, buena pinta y eterna sonrisa, el muchacho de Caripito se “metía” a todos en un bolsillo.

Una vertiginosa carrera
Los primeros años de la inolvidable década de los 60 fue muy fructífera en el desarrollo de su vertiginosa carrera. Se introdujo en la onda de la música criolla de la mano de Chelique, se “montó” en el tren de la Nueva Ola grabando una respetada cantidad de excelentes temas y, además, fue un bolerista de lujo de la orquesta de Renato Capriles, Los Melódicos, aunque por poco tiempo. Sus actuaciones en radio y en televisión-en el recordado Show de las Doce y Renny presenta- lo catapultan a la fama. Deja para Velvet, Discomoda y el Palacio de la Música sus más sonadas canciones: Ole, Yo soy aquel, Postguerra, Cuando creas, Norma, Te pido que me guíes, Como yo te quiero, Yo nací para quererte, No te muerdas los labios y la inolvidable Aleluya, entre muchas otras.

Los viajes, las giras y los amores es cosa cotidiana para esos años en la vida del gran Cherry, quien a fuerza de mucho tesón y perseverancia, había calado en la juventud venezolana de esa época que tenía como ídolos a vocalistas de la talla de Felipe Pirela, Héctor Cabrera, José Luis Rodríguez y Leo Dan, entre muchísimos otros. “Cantó de todo y en todos los géneros funcionó bien. Música criolla con arpa, cuatro y maracas. Por ejemplo, grabamos Mi propio yo y Orinoco, río abajo. El fue el que estrenó Chinita de Maracaibo, una gaita que yo compuse en el año 1959. Una bomba portorriqueña que se titula Como yo te quiero, que tuvo mucho éxito. Y baladas como El show se terminó y María. En todos los géneros en los que incursionó lo hizo muy bien. No fue un cantante de un solo estilo, lo que le ponías a cantar lo interpretaba”, expresó el autor del conocidísimo tema Ansiedad.

El fatídico año 1967
A mediados de julio de ese año –mes del terremoto de Caracas- Cherry Navarro impuso un temazo que recorrió buena parte de la geografía nacional. Se trataba de Aleluya, una canción compuesta por el cantautor español nacido en Filipinas, Luis Eduardo Aute, y cuya letra musitaba aires de tristeza, dolor y muerte: Una lágrima en la mano, un suspiro muy cercano, una historia que termina, una piel que no respira, una nube desgarrada, una sangre derramada, ¡aleluya! 15 gritos que suplican, una tierra que palpita, la sonrisa de un recuerdo, la mentira de un te quiero…

Tras esa letra conmovedora de la canción, el público jamás imaginó que su ídolo anunciaba su muerte y el jueves 28 de septiembre fallecía en el hospital Vargas a consecuencia de una mortal enfermedad conocida como aplasia medular (leucemia). “En la celebración de un cumpleaños de Mirla Castellanos, en una discoteca, estábamos compartiendo. Cherry comentó que estaba sangrando por las encías. Poco después fue al médico y lo dejaron hospitalizado. Le diagnosticaron aplasia medular que reduce la producción de glóbulos rojos. A las pocas semanas, había empeorado. Estaba aislado en una habitación del hospital Vargas, ya que no se le podía visitar porque tenía las defensas bajas. Lo veíamos a través de un vidrio en la puerta. Seguíamos visitándolo pero ya no nos asomábamos al vidrio para no deprimirnos”, recordó el músico y compositor Chelique Sarabia.

Su partida final fue inesperada. Cayó como un balde de agua fría. Similar momento vivió cinco años más tarde el público venezolano con la trágica desaparición de Felipe Pirela fallecido en otras circunstancias. De esta forma entraba Cherry en el Olimpo de los consagrados del canto en Venezuela.

Unas flores en mi tumba

Siempre nunca nunca

¡Aleluya!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Barbarito Diez - Recordando a “El rey del danzón”

“Te espero allí donde tú sabes / Lo quiero porque tenemos que hablar/

Oye concédeme un ratito nada más/ Que bien vale la pena si ha de ser,

para querernos más”.

La anterior estrofa corresponde a uno de los boleros más bellos –Allí donde tú sabes, de Luis Marquetti- interpretado por una de las voces más emblemáticas de la canción cubana como fue Barbarito Diez mejor conocido como “El rey del danzón”, precursor de ese bolero suave, tipo danzón, que a comienzos de los años cuarenta y de la mano del director de orquesta Antonio María Romeu, cobró destacada notoriedad. 

¿Y por qué recordamos a Barbarito si este mes no es su fecha natalicia ni luctuosa?, se preguntarán ustedes. Diríamos que a nuestros intérpretes, a nuestras voces más representativas del canto popular caribeño, de la guaracha, del son, del bolero… vale decir, de la buena música -no de la “basura” sonora que nos inunda por estos días- hay que tenerlos siempre presentes en nuestra memoria individual y colectiva para que las nuevas generaciones de ciudadanos conozcan su trabajo, su musicalidad, su aporte. Ahí apuntamos.

De Matanzas para el mundo
A grandes rasgos, nació Barbarito Diez un 4 de diciembre de 1909 en Bolondrón, Matanzas, Cuba, y pasó su infancia en el central azucarero Manatí. Inició sus primeros estudios en la escuelita del Batey. Aquí es, precisamente, donde comienza a cantar en los actos culturales y su maestra es quien descubre su voz y talento musical. Antes de conocer e ingresar a la orquesta de Antonio María Romeu, había trabajado con la agrupación del músico y compositor Graciano Gómez. Desde pequeño a Barbarito le gustó la música y siempre estaba a la caza de discos y victrolas para conocer la última composición de Miguel Matamoros, a quien admiraba mucho por ser uno de los más populares de la época.

“Graciano me oyó cantar y para mi sorpresa preguntó si estaba libre y en tal caso, si me interesaba asociarme con ellos en un trío. De inmediato me asocié. Lo curioso del caso es que yo hasta ese momento ignoraba que alguien pudiera vivir de lo que producía la música”, relató Barbarito tiempo atrás en una entrevista. Y añadió: “Con Graciano y el músico Isac Oviedo formé tríos, cuartetos, quintetos y sextetos e interpretábamos a todos los compositores, principalmente en casas y sociedades particulares. En el Café Vista Alegre, que era nuestro punto de reunión, conocí al maestro Romeu”.

Romeu y Barbarito juntos
Ingresa “El rey del danzón” en la orquesta de Antonio María Romeu como voz solista interpretando danzones, sones y boleros por más de cinco décadas en sustitución del cantante Fernando Collazo, quien había fallecido, y el director de la agrupación para ese momento buscaba un sustituto. Vino la prueba de audición y Romeu quedó impresionado por las extraordinarias cualidades vocales y la forma de cantar de Barbarito.
El maniquí que canta
Es sabido que en sus presentaciones tanto en vivo como en televisión, Barbarito Diez se limitaba solo a cantar. No se movía para nada. A los productores les preocupaba su inmovilidad. Por ello le llamaban también la “estatua que canta”. “Yo ante las cámaras y en los escenarios soy un maniquí que canta. No me muevo, no gesticulo, no bailo, no trato de agradar al público por otra vía que no sea la de la canción”, indicó en una entrevista en los años 80 cuando vino a Venezuela.

Muy amigo de Venezuela
Vale destacar, que en 64 años de actividad artística editó 14 producciones discográficas de las cuales dos fueron dedicadas a melodías de Simón Díaz, Enrique Hidalgo, Chelique Sarabia, Italo Pizzolante y Rafael Rincón. El cancionero venezolano recuerda a Mujer merideña, La carta, Luna de Margarita, Presagio, Mi propio yo, Caballo viejo, Como llora una estrella, Cumaná y Endrina, entre otras. Su discografía abarca temas también como La mora, Amor azul, La rosa roja, Rosa de Francia, Entre espumas, Si llego a besarte, Esas no son cubanas, Un juramento de amor, Frío en el alma y Veinte años, etc. Le rendimos tributo a este insigne vocalista cubano dado que el pasado 6 de mayo cumpliera diecinueve años de su fallecimiento ocurrido en La Habana.

domingo, 31 de agosto de 2014

Canciones en español: Las más románticas de todos los tiempos

Son incontables las veces que me he preguntado, al igual que muchísimas personas estoy seguro lo hacen, del por qué esas canciones no se olvidan nunca. ¿Qué es lo que tienen para escucharlas una y otra vez? ¿Por qué son tan pegajosas? ¿Será porque enamoran? ¿Será por sus letras sencillas, por su bonita melodía o por qué nos recuerdan a alguien en especial? No es sencillo determinarlo por cuanto el gusto de las personas varía. La crónica de hoy no será en si una crónica, sino más bien una muestra representativa y tratará de acercarnos –en una apretada síntesis- a esas bellas melodías que perduran en el tiempo en sus dos géneros más conocidos: el bolero y la balada.


Boleros. Únicamente tú: Felipe Pirela, El reloj: Lucho Gatica, Nuestro juramento: Julio Jaramillo, Perdámonos: Oswaldo Morales, Linda: Daniel Santos, En un beso la vida: Orlando Contreras, Tú sabes: Estelita del Llano, Recuerdos: Miltinho, Qué te pedí: La Lupe, Vida consentida: Lino Borges, Mil violines: Chucho Avellanet, Desesperanza: Alfredo Sadel, Sin fe: José Feliciano, Tristeza marina: Leo Marini, Sombras: Blanca Rosa Gil, Cenizas: Toña La Negra, Corazón de acero: Sonia López, Total: Celio González, Sin ti: Los Panchos, Los aretes de la luna: Vicentico Valdés, Cariñito azucarado: Virginia López, Miénteme: Olga Guillot, Bésame mucho: Lucho Gatica, Dos gardenias: Daniel Santos, Piel canela: Bobby Capó, Inolvidable: Tito Rodríguez, Payaso: Javier Solís, Nuestro concierto: Roberto Yanés, Se me olvidó tu nombre: Roberto Ledezma, En la orilla del mar: Bienvenido Granda, Señora bonita: Nelson Pinedo, Convergencia: Pete “Conde” Rodríguez, Hola soledad: Rolando La Serie, Taboga: Casino de la Playa, Amor perdido: Carmen Delia Dipini, Prisionero del mar: José Luis Moneró, Dile que por mí no tema: Celia Cruz.


Baladas. Nathalie: Hermanos Arriagada, Qué hermosa noche: Leo Dan: Porque yo te amo: Sandro, Cariño malo: Ginette Acevedo, Peleas: Altemar Dutra, Soy como quieres tú: Luis Aguilé, Yo también soy sentimental: Nelson Ned, Fuiste mía un verano: Leonardo Favio, Y volveré: Los Ángeles Negros, Hoy daría yo la vida: Martihna, Frente a una copa de vino: Luisito Rey, Te regalos mis ojos: Gabriela Ferri, Tú me haces falta: Claudia, Cuéntame: la Fórmula V, La novia: Antonio Prieto, Mi pueblo: César Costa, Yo soy aquel: Raphael, Estoy llorando en la capilla: Los 5 latinos, Tú la vas a perder: Los Dart, Háblame suavemente: Rudy Márquez, Noelia: Nino Bravo, te quiero te quiero: Nino Bravo, La bámbola: Nancy Ramos, Con: Charles Aznavour, Somos novios: Armando Manzanero; Pensar: Yaco Monti, Mi viejo: Piero, Sabor a nada: Palito Ortega, Soledad sin ti: Emilio Arvelo, Como lo hice yo: Sandro, Aleluya: Cherry Navarro, La nave del olvido: Mirtha Pérez, Las cosas que me alejan de ti: Héctor Cabrera, Jamás te olvidaré: Chucho Avellanet, Amada amante: Roberto Carlos, Cómo deseo ser tu amor: Los Galos; Esta noche la paso contigo: Los Ángeles Negros, Te juro que te amo: Los Terrícolas, Cuando calienta el sol: Hermanos Rigual, Cantares: Joan Manuel Serrat, Libera tu mente: Trino Mora, O simplemente le regale una rosa: Leonardo Favio, Y cómo es él: José Luis Perales, Esos ojitos negros: Dúo dinámico, El último beso: Los 007, Suéltame: Elio Roca, Poema: Hermanos Arriagada.


Y aún quedan más.