Los
entendidos de la música no se equivocaron al asegurar que la voz de Javier
Solís era de gran hermosura que permitía lograr la media voz la cual consiste
en alcanzar altas tonalidades y, posteriormente, descolgarse a tonos bajos sin
desafinar. De ello da muestra la gran cantidad de discos grabados que dejó el
cantante para la posteridad. Recordemos Cuatro
cirios, Payaso, Esclavo y amo, El loco y
Renunciación por solo mencionar algunos de su extenso repertorio. Además de
su excelente registro, poseía una memoria prodigiosa por cuanto se aprendía las
letras de las canciones con solo la primera vez que las escuchaba.
Julio
Rodríguez, guitarrista y primera voz del trío Los Panchos, oyó cantar con el
mariachi a Javier y lo llevó a los estudios de grabación Columbia como un descubrimiento.
Los primeros discos no tuvieron la aceptación del público, sin embargo el
famoso trío insistió en que Solís tenía magnífica voz. En la disquera le dieron
un nuevo chance y al fin logró su primer éxito con el bolero Llorarás, llorarás, luego vendrían sus otros grandes
trabajos Sombras, Renunciación y
otros boleros rancheros.
El
bolero ranchero. Este es un género musical mexicano atribuido su origen al
cantante y compositor nativo de ese país Rubén Fuentes, quien nació en ciudad
Guzmán, en el estado de Jalisco. Es uno de los géneros más populares y ha
representado a México en el mundo. Guitarras, violines y trompetas dan espacio
y cuerpo a la canción. Se destacan además por la introducción musical y los
interludios en el transcurso de las interpretaciones en combinación con otros
instrumentos y por la voz del intérprete. El gran actor y no menos famoso
vocalista Pedro Infante fue uno de sus primeros exponentes. Pieza como Cien años es un verdadero deleite
musical en la voz de Infante.
Tras la huella de su
ídolo Pedro Infante. La
crónica musical refiere que a la temprana edad de 9 años, Javier Solís sentía
la imperiosa necesidad de llegar a ser alguien. Pasó su infancia en el populoso
barrio de Tacubaya donde cursó sus estudios de primaria y realizó variados
oficios dada la precariedad económica de su círculo familiar. Incursionó en el
boxeo amateur y un nocaut fulminante en el cuadrilátero lo obligó a retirarse
aconsejado por uno de sus ídolos, Pedro Infante, quien había escuchado cantar a
Solís formando parte de un mariachi y le dijo que su futuro lo tenía en la voz.
Con
tan solo 18 años empezó a ganar concursos en las carpas de barrio como la del
Teatro Salón Obrero y la del Salón Escandón, interpretando tangos bajo el
seudónimo de Javier Luquín. También formó el dueto Guadalajara y el Trío
Flamingo que luego pasó a llamarse Trío México, posteriormente se dedicó a ser
solista actuando en la plaza Garibaldi y en Tenampa. A finales de 1955 grabó su
primer sencillo incluyendo canciones como
Por qué negar y Qué te importa,
el cual le mereció su primer disco de platino en septiembre de 1957.A pesar de
esto, el éxito arrollador de Solís aún no llegaba.
Llorarás,
llorarás lo catapulta a la fama. El músico y amigo Felipe Valdés Leal
siempre creyó en él. Una tarde de 1958 cuando Javier Solís (su verdadero nombre
era Gabriel Siria Levardo) grababa Llorarás,
llorarás bajo la influencia del estilo de Infante, Valdés Leal logró hacer
surgir el estilo propio y la voz auténtica de Solís a base de consejos. Este
disco hizo que se consolidara como el máximo exponente del bolero ranchero no
solo en México sino en Estados Unidos, Centro y Suramérica, y un año después en
España. Llegan las giras internacionales y las actuaciones en cine
presentándose en importantes teatros de Puerto Rico como el Lyceum.
A
inicios de la década de los 60 realiza su primera película El norteño, luego
vendrían 33 filmes más alternando con artistas de la talla de María Victoria,
Lola Beltrán y Luis Aguilar. Su carrera
fue maratónica, grabó más de 320 canciones, un álbum por mes, tan solo en 1965
filmó 10 películas.
También
en ese año participó en la TV
colombiana. Aquí en Venezuela tuvo excelente acogida y sus discos se vendieron
como pan caliente, además de las presentaciones personales que realizó en
Caracas. Las emisoras de radio de música popular de la capital y del interior
radiaban sus canciones, y ni se diga de los bares y prostíbulos diseminados y a
lo largo y ancho del país donde un disco del rey del bolero ranchero no faltaba
en la ya desaparecida rockola, al igual que el de sus colegas Julio Jaramillo y
Daniel Santos.
Otros éxitos. El
peor de los caminos, Prisionero del mar, Un año más sin ti Sombras, Payaso, Y todavía te quiero, Amigo
organillero, Esclavo y amo, En mi viejo San Juan, Espumas, Ese bolero es mío,
Escándalo, El loco, Te amaré toda la vida, Retirada, En tu pelo Cataclismo,
Entrega total El malquerido, Vendaval sin rumbo, Flor de azalea, Tu voz,
Cenizas, La mano de Dios y La media vuelta.
1966, año de su muerte. Para inicios de ese año Solís se
embarca en un nuevo proyecto discográfico grabando algunas de las canciones más
conocidas del compositor boricua Noel Estrada Suárez. El tema En mi viejo San Juan sonó muchísimo en
su voz. El año anterior -1965- había llevado al acetato Sombras que batió todos los récords en ventas y le mereció una
medalla por parte de su disquera CBS Columbia como reconocimiento a su gran
calidad de cantante y excelente vendedor de discos.
El
13 de abril de 1966 fue intervenido quirúrgicamente de la vesícula y el 19
falleció repentinamente. Este 19 se cumplen, exactamente, 49 años de su partida
física. Tenía 35 años de edad. Antes de
su muerte dijo: "Que rieguen con mucha agua mi tumba, sé que me voy a
morir, esto no tiene remedio". Por cierto, una de las canciones más
radiadas en su voz durante ese año de su muerte fue Cuatro cirios cuya segunda estrofa dice: A través de la montaña voy
cargando mi ataúd/y regaré con mi llanto una tumba y una cruz/
Ay,
qué velorio tan frío/qué soledad y dolor/solo están los cuatro cirios/también
de luto vestido/llorando en mi corazón.
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