De
él podríamos emitir cualquier juicio, bien a favor o en contra,
pero lo que sí no tiene discusión es que abrazó la venezolanidad a
punta de guarachas y boleros. Nos referimos al dominicano Luis María
Frómeta Pereira, el popular Billo, de quien el pasado 31 de
diciembre se cumplieron setenta y cinco (75) de su llegada a Caracas
para realizar su primer baile nada más y nada menos que en el
prestigioso salón de la época administrado por los hermanos Sabal,
el Roof Garden, del Hotel Madrid, (ayer Hotel La Torre y Catedral)
frente a la Plaza Bolívar, con su pequeña agrupación Billo´s
Happy Boys.
Es
conocido y así lo refiere la crónica de la época, que el último
día del año 37 el joven músico arriba por primera vez a la todavía
ciudad de los techos rojos –así llamaban a Caracas- y debuta por
la noche a tan solo tres horas del “cañonazo” con su grupo de
amigos, todos provenientes de República Dominicana.
En
ese local de entonces, donde acudían los rumberos y noctámbulos de
esos años, el maestro Billo se estrena con el sabroso merengue “Caña
brava”, interpretado por el guapachoso Ñiñi Vásquez, acompañado
también por sus paisanos Freddy Coronado, Simón Damirón y Ernesto
“negrito” Chapuseaux.
La Happy se disuelve y nace la Billo’s Caracas Boys
A
partir del debut de la Happy en el Roof Garden, fueron dos años
continuos de muchos toques y bailes en diferentes escenarios dentro y
fuera de Caracas que los venezolanos de la época disfrutaron con
esta agrupación. Las famosas orquestas Lecuona Cuban Boys y la
Sonora Matancera que eran predilección del caraqueño quedaron
relegadas, momentáneamente, dado el éxito de la pequeña banda
donde participaban el cantante Kuroky Sánchez, el saxofonista y
violinista Freddy Coronado, y el bolerista César Espín, entre otros
músicos. En 1940 la
agrupación de Billo cambia de nombre y el 31 de agosto de ese año
debuta en el mismo Roof Garden, pero ahora bajo las riendas del
empresario Edmundo Klein, donde tres años antes se había
presentado. De ahora en adelante se llamaría Billo’s Caracas Boys.
“A gozar muchachos”
Dada
la popularidad y el prestigio adquirido por la banda del maestro
Billo, las estaciones de radio, muy en boga para el momento y donde
se presentaban a los artistas en vivo ante su público, ofrecen un
espacio para la orquesta y de ahí surge “A gozar muchachos”,
musical que animaba Magín Pastor Suárez, a través de Radio Caracas
Radio. Otros programas fueron “Fiesta Fabulosa” y “Variedades
Esso”.
Época de oro de la orquesta
En
1960 le suprimen el veto que pesaba sobre Billo por parte de la
Asociación Musical por un problema de bigamia sucedido tres años
atrás. Inmediatamente, comienza a reunificar su orquesta y a buscar
nuevos cantantes. Precisamente, de Maracaibo, surgen las voces de
José “Cheo” García, Felipe Pirela y Joe Urdaneta, quienes
contribuyen a catapultar a la orquesta a los mejores sitiales de
popularidad y ventas. De ese primer año de la década sesentosa
surgen los famosos long plays “Comunicando”, con el batacazo “La
vaca vieja”, y “Paula”
El cantor de Caracas
Sin
lugar a dudas, Billo fue un excelente compositor y la recordada
ciudad de los techos rojos fue su musa. Sí, desde que llegó a esta
hermosa capital –que hoy no se parece en nada- se enamoró para
siempre y sus canciones así lo demuestran. “Caracas vieja”,
“Luna caraqueña”, “Canto a Caracas”, “En Caracas” y
“Sueño caraqueño”, entre muchas otras. También sus
composiciones tocaron las cosas cotidianas y sencillas con las cuales
dibujaba personajes, hechos y lugares de nuestra geografía nacional
haciéndolo merecedor del calificativo como el cronista musical de la
ciudad. Un ejemplo es el Metro. "Ya Caracas está contenta/ al
saber el notición/ porque la semana que entra/ le harán una
operación. / Van a abrirle la barriga/ desde Catia hasta Petare/ por
la transistorisitis/ que la tiene ya muy grave./ Cada metro que se
pasa/ es un metro de alegría/ porque así la novia mía/ llegará
temprano a casa".
Éxitos discográficos
Innumerables
son los éxitos –más de dos mil- de este director de orquesta
basado en un extenso repertorio hecho a base de muchas versiones de
diferentes agrupaciones caribeñas y también de creaciones propias
convertidas, posteriormente, en indiscutibles batacazos
discográficos. Quien no recuerda, por ejemplo, “El caimán”, “La
vaca vieja”, “Ariel”, “Toy contento”, “El Metro”
y “Epa Isidoro” y “Cantares de Navidad”, por solo mencionar
algunos. Ni hablar de los famosos mosaicos donde rendía honor a la
música cubana: “Compay gallo”, “María Cristina”, “La
negra Leonó”, “Jaleo” y “Tócale la campana”, etc.
La
orquesta del maestro Billo con sus cantantes Joe Urdaneta, Felipe
Pirela y Cheo García. Destacan los animadores Paula Bellini y Henry
Altuve
Voces para el recuerdo
Desde
los comienzos de la orquesta, el maestro Billo fue muy selectivo y
atinado con los vocalistas que integraron el staff de cantantes. De
los inicios de la Happy Boys recordamos a Ñiñi Vásquez, Kuroky
Sánchez y el “negrito” Chapuseaux. Luego vendrían en
diferentes etapas César Espín, Marcos Tulio Maristany (grabó
ocasionalmente), Rafa Robles, Alci Sánchez, Alberto Beltrán, Pío
Leiva, Manuel Briceño, Sarita Arceo, Miltinho, Rafa Galindo, Rafa
Pérez, Luisín Landaez, Humberto Zárraga, Manolo Monterrey, “Cheo”
García, Felipe Pirela, Joe Urdaneta, José Luis Rodríguez, Memo
Morales, Ely Méndez, Gustavo Farrera y Ender Carruyo, entre otros.
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